En las instalaciones de Actrav, que forma parte de la Organización Internacional del Trabajo, en TurÍn, y organizado conjuntamente con la Escuela de Formación de la CES, se ha celebrado un curso de formación sobre ”Diálogo social, negociación colectiva, cambios en el código de trabajo y derechos fundamentales”, en el que 15 sindicalistas árabes del arco mediterráneo y Oriente Próximo y 22 sindicalistas europeos, entre ellos el representante de USO, Santiago González, han tenido la oportunidad de contrastar la desigual conformación del diálogo social y la negociación colectiva entre unos y otros países.
Si bien en Europa las políticas de austeridad dictadas por el Consejo Europeo y aplicadas de forma terrible por la Troika han ocasionado contrarreformas laborales, pérdidas de derechos o condiciones socio laborales, todavía hay un marco débil, pero un marco de institucionalidad de diálogo social y la cobertura de la negociación colectiva va desde el 30% en el Reino Unido a casi el 100% en los países nórdicos, en los países árabes hay situaciones oprobiosas de persecución, ilegalización o pura destrucción del tejido productivo como en Siria, Iraq o Palestina, con los pro y contras de estar sujetos a un marco político sin capacidad de convocar huelgas.
Se ha trabajado en cómo construir, fortalecer y cooperar en esos dos ámbitos, diálogo social y negociación colectiva.
Se ha partido del necesario esfuerzo de ampliar la afiliación y capacidad contractual del sindicato y la necesaria política de alianzas con otras organizaciones de la sociedad civil. Utilizar los instrumentos existentes que hasta ahora son refractarios a la actividad sindical, por ejemplo, la Unión para el Mediterráneo, o que tienen una vida lánguida, como el Foro sindical Euromed, aprovechando el impulso de las nuevas directrices emanadas del reciente Congreso de la CES o el Foro de Diálogo Social que los Ministros de Empleo de los países del Mediterráneo se comprometieron a darle una continuidad y estabilidad en sus funciones en Casablanca hace cinco ejercicios.
Por supuesto, se contemplaron otros instrumentos al alcance sindical, desde las denuncias en la OIT y la Guía sobre el comportamiento de las multinacionales que tiene establecido la OCDE para mejorar la capacidad sindical de defensa de los intereses de los trabajadores.
La colaboración de Actrav (OIT) y ETUI (CES) ha sido una experiencia positiva y necesaria ante los recortes presupuestarios de la cooperación sindical y la necesaria apropiación de las capacidades organizativas y presupuestarias de organismos internacionales que se nutren de los impuestos de los trabajadores.
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